domingo, mayo 17, 2015

El Lobo que incubó un Huevo (SC) - Capítulo 3

HeeChul hizo su camino de regreso hacia la casa, todavía en las nubes. Detrás de él, oyó el ocasional aullido del lobo, y le dolía el corazón cada vez que el sonido hacía eco a través de él. Parecía contener tanta soledad y dolor, y cantaba una historia de dolor y abandono. Pero HeeChul se obligó a no pensar en esas cosas. Era una estupidez. Debía estar imaginando cosas a causa de su extraño encuentro con SiWon. Tenía que sacar al hombre de su cabeza y calmarse. Se detuvo junto a un pequeño arroyo para limpiarse mejor, y luego reanudó su caminata. Finalmente, llegó a casa de MinHo y ChangMin. Las luces estaban encendidas, y HeeChul se permitió entrar

—Hola, —gritó. —Estoy de vuelta.


—En la cocina, —dijo MinHo inútilmente. HeeChul ya había descubierto la ubicación de su amigo.

Cuando llegó a la zona de la cocina, atrapó la visión de SungMin y KyuHyun jugando en el cuarto de al lado, justo a la vista de sus padres.

—Tío HeeChul, —SungMin le saludó con una sonrisa. — Has vuelto.

Se arrojó a HeeChul y lo abrazó con entusiasmo. KyuHyun abrazó a HeeChul también.

— ¿Quieres jugar con nosotros? Papá dice que no podemos salir si no estamos bajo supervisión.

Sonaba bastante apagado por el hecho, pero HeeChul entendía la protección de ChangMin. SungMin y KyuHyun eran todavía muy jóvenes. Incluso si habían pasado por más cosas que otros niños de su edad, no podían sólo andar vagando en el bosque sin un adulto vigilándolos detrás.

—Vamos a ver lo que tus padres dicen primero, —respondió.

—Después de la cena, —gritó ChangMin, obviamente habiendo oído el intercambio. — Vamos a tener carne, poco hecha, sólo de la forma que a nuestro león favorito le gusta.

—Y ensalada fresca de espinaca, para nuestro querido antílope, —añadió MinHo.

Los niños aplaudieron, y HeeChul sacudió divertido la cabeza. Revolvió su cabello y luego se dirigió a la cocina. Los dos chicos serían buenos después de la promesa del festín por venir. ChangMin se mantuvo ocupado alrededor del horno, expertamente dando la vuelta al bistec. A juzgar por los fuertes olores, la comida estaría lista pronto.

— ¿Necesitas ayuda? —preguntó de forma automática. No era muy buen cocinero, pero sabía su camino alrededor de ensaladas y varios platos vegetarianos, y lo hacía de vez en cuando chapoteado con pescado frito.

MinHo negó con la cabeza.

—Está bien. Eres un invitado. Y, además, casi hemos terminado. —Le dio una mirada inquisitiva a HeeChul mientras recogía algunos de los ingredientes en un bol, empezando a hacer una ensalada. — El amigo de ChangMin, SiWon llegó hoy. Se suponía que iba a ir a buscarte. ¿No te tropezaste con él?

HeeChul asintió con la cabeza, tratando de dejar hacia atrás la incomodidad. Las palabras de MinHo habían sacado de nuevo sus emociones contradictorias que había logrado alejar mientras se centraba en los niños.

—Nos encontramos, sí. Debería estar de vuelta pronto, también.

— ¿Por qué no volvieron juntos? —Preguntó ChangMin. — ¿Algo va mal?

Afortunadamente, HeeChul no se vio obligado a mentir a sus amigos. De repente, ChangMin se dio la vuelta e inclinó la cabeza. HeeChul supo de inmediato que SiWon había llegado también.

—Ahí tienes, —dijo. — Ya está aquí, también.

Y con eso, huyó de la cocina y regresó al lado de los niños. Fue cobarde por su parte ocultarse detrás de su inocencia, pero ¿qué otra cosa podía hacer? MinHo lo conocía bien, y lo último que quería HeeChul era traer su drama a la casa de su amigo.

Cuando SiWon regresó a la casa, encontró a sus amigos en medio de los preparativos para la cena. Se dirigió hacia la cocina, con la intención de echar a ChangMin una mano, y al mismo tiempo saber si HeeChul estaría en esa dirección. Cuando llegó a su destino, se congeló en seco. En la habitación contigua a la cocina, SungMin y KyuHyun estaban rodando alrededor, riendo con HeeChul. El cisne permitió a los dos niños asaltarle por encima, haciéndoles cosquillas, pareciendo despreocupado y hermoso.

Si el cuerpo desnudo de HeeChul le había despertado los instintos básicos de SiWon, ver esto lo atrajo de otra manera. Se imaginó a HeeChul con su hijo. Claro, sería un poco difícil hasta que lograran adoptar o algo, pero HeeChul sería un gran padre. SiWon quería eso. Quería una familia con su pareja. Y luego, HeeChul levantó la vista, y por un breve instante, sus miradas se encontraron y se sostuvieron. SiWon tenía la impresión de que sabía exactamente lo que HeeChul estaba pensando. Sin embargo, el momento se rompió cuando HeeChul desvió la mirada y SiWon se dio cuenta de la voz de ChangMin llamándole.

—Hey, hombre. Nos preguntábamos dónde te habías ido.

—Sólo admirando la vista, —dijo SiWon. — Es increíble.

Se dio cuenta de que inadvertidamente había lanzado una insinuación sobre HeeChul e hizo una mueca. Afortunadamente, el cisne parecía centrado en los niños y no reaccionó.

—Lo es, —respondió ChangMin. — Hey, los niños estaban extrañándote. ¿Por qué no vas a saludarlos? La cena estará lista en un momento.

SiWon se hubiera reído de la domesticidad de todo, excepto que las palabras de ChangMin efectivamente lo enviaron a las proximidades de HeeChul. Mientras que SiWon no podía imaginar un mejor lugar para estar, no creía que a su compañero le gustara mucho en estos momentos. Sin embargo, no podía exactamente decir “no”. En primer lugar, ChangMin se daría cuenta de que algo no estaba del todo bien, y en segundo lugar, no lo quería. Se unió a los niños y a HeeChul y se sentó con las piernas cruzadas sobre el suelo. Unos segundos más tarde, SungMin se abalanzó sobre él con su típico entusiasmo.

— ¡Tío SiWon! Te fuiste hace mucho tiempo. ¿Dónde estabas?

SiWon se echó a reír y le robó un vistazo a HeeChul, sin saber qué decir. Su compañero había querido mantener en secreto su encuentro, y SiWon no estaba seguro si debía mencionarlo.

—Tu tío SiWon se encontró conmigo, SungMin, —HeeChul le ayudó.

Parecía que HeeChul no negaría su encuentro y contacto. Bien, eso sería más fácil con lo que trabajar, por lo menos.

—Sí, —añadió. — Pero me tienes todo para ti ahora.

SungMin se echó a reír, y SiWon empezó a hacerle cosquillas al hijo de su amigo.

— ¿Quién es mi pequeño tirano?

Los cuatro jugaron juntos durante unos minutos, hasta que, finalmente, ChangMin apareció en la habitación.

—La cena está lista. Vamos, chicos. Vamos a que se laven las manos.

SungMin y KyuHyun siguieron obedientemente detrás de ChangMin y salieron de la habitación. Con los niños desaparecidos, la torpeza cayó entre SiWon y HeeChul. Se levantaron y se miraron el uno al otro.

—Yo creo… —SiWon comenzó a decir.

Al mismo tiempo, HeeChul habló también.

—Tal vez…

Se detuvieron, se miraron un poco más, y luego SiWon tomó una honda respiración y añadió.

—Tú primero.

—No, está bien, —dijo HeeChul. — Tú primero.

SiWon habría insistido, pero sabía que podía seguir así para siempre sin llegar a un resultado. En un principio había previsto decir que debería ir a lavarse, también, pero ahora, pensó que podría utilizar esta oportunidad para pedir disculpas.

—Acerca de antes… No era mi intención ofenderte.

HeeChul suspiró.

—Mira, ya he dicho que está bien. Además, ya no voy a hablar de eso. Vamos. Debemos prepararnos para la cena, bien.

SiWon se habría reído ante el hecho de que, obviamente, habían estado pensando lo mismo, pero la actitud desdeñosa de HeeChul cortó su corazón. Tenía su trabajo hecho si iba a conseguir que su compañero lo perdonara. Unos minutos más tarde, todos se sentaron en la mesa de la cena. MinHo y ChangMin habían cocinado una deliciosa comida, añadiendo grandes postres al plato principal. SiWon notó distraídamente que ChangMin mordisqueó algunas verduras y MinHo añadió un poco de carne a su plato. Ocultó una sonrisa cuando se dio cuenta del esfuerzo que sus amigos estaban haciendo para que sus niños se sintieran como en casa. Los niños parecían saberlo también, porque en un momento, KyuHyun le arrebató el trozo de carne del plato de MinHo y se lo tragó con una sonrisa.

—La carne es deliciosa, mamá. Gracias.

MinHo se rió de su niño precoz.

—No puedo ganar contigo, ¿verdad?

Observando a la familia feliz hizo que confusas emociones se arremolinaran a través de SiWon. Por accidente o por el destino, HeeChul estaba sentado a la derecha frente a él, y SiWon no podía evitar robar el ocasional vistazo a su compañero. A veces, pensaba que HeeChul estaba haciendo la misma cosa.

SiWon se preguntó qué veía HeeChul cuando miraba a ChangMin y a MinHo con sus hijos. ¿Se imaginaba a sí mismo con una familia como SiWon lo hacía? El ambiente cálido mantuvo la situación extraña entre SiWon y HeeChul, de manifestarse, y la cena transcurrió sin incidentes. Después de limpiar la mesa, todos salieron y se transformaron en forma animal. Lo hicieron, paso a paso, para no tomar a los niños por sorpresa, y SiWon entendió que sus amigos estaban haciendo que sus hijos se acostumbraran a otros cambia-formas.

A pesar de ser la única ave, HeeChul no parecía incómodo en absoluto. Permitió que el pequeño cachorro de león y el antílope lo olieran, batiendo sus enormes alas alrededor de vez en cuando, para gran deleite de los niños.

SiWon sólo los observaba, su bestia anhelaba a HeeChul. Quería reclamar a su compañero, para tener sus cuerpos juntos, para joderlo hasta que ninguno de los dos pudiera caminar. Pero al mismo tiempo, quería un futuro con su compañero, plagado de cercas blancas, una casa, dos niños -sin perro, sin embargo, ya que los caninos domésticos no eran como los lobos-. ChangMin se paseó a su lado y le dio una mirada penetrante. Incluso en esta forma, SiWon podía decir lo que su amigo estaba pensando. Estaba atrapado. ChangMin hizo un gesto hacia el bosque con su hocico y aulló, diciéndole en la forma de los lobos que lo siguiera para correr. SiWon se resistía a dejar a su pareja recién descubierta, pero tal vez hablar con ChangMin le haría algún bien. Como tal, siguió a su amigo al bosque. Durante unos minutos, se quedaron en silencio, hombro con hombro, y se sentía como si nada hubiera cambiado, como si estuvieran de vuelta en la manada de YunHo, hacía años, antes de que ChangMin encontrara a MinHo.

Por fin, ChangMin se detuvo y cambió a su forma humana. Cuando SiWon hizo lo mismo, se dio cuenta de que las cosas habían cambiado. ChangMin tenía una familia, y el mismo SiWon acababa de encontrar a su pareja. Pero a pesar de que sus vidas podían haber tomado giros inesperados, ChangMin y SiWon eran todavía los mejores amigos. Si alguien podía ayudar a SiWon a salir de este lío, era ChangMin.

—Así que, ¿quieres decirme que era lo que pasaba en la casa? —Preguntó ChangMin. — ¿Hay algún problema con HeeChul?

—En realidad, sí, —respondió SiWon. — Él es mi pareja, y lo fastidié cuando nos encontramos.

ChangMin parpadeó, tomó unos segundos mientras procesaba aparentemente las palabras de SiWon, y luego sonrió.

—Lo sabía. —Levantó su puño en el aire. — Voy a tener diversión esta noche.

SiWon le lanzó una mirada aturdida.

—MinHo y yo hicimos una apuesta —explicó su amigo. —Quien ganara conseguiría una mamada del perdedor.

SiWon sacudió la cabeza, sin saber que la conversación se había descarrilado tanto.

—Jesús, ChangMin. No puedo creer que hagas una apuesta con mi vida amorosa. Y además, habrías conseguido una mamada de cualquier manera.

—Ese no es el punto. Es el principio lo que cuenta. —ChangMin se encogió de hombros, y luego su expresión se volvió seria. — Ahora dime, ¿Es muy grave? Tal vez pueda ayudar.

—Es malo. Peor que malo. —Suspiró SiWon. — Ni siquiera puedo decirte todo porque él me prohibió hacerlo, pero basta con decir que está enojado conmigo, y con buena razón.

ChangMin arqueó una ceja.

—Hmm… Bueno, ¿has pedido disculpas?

SiWon asintió miserablemente. —No quiere oírlo. ¿Qué es lo que haces cuando MinHo se enoja contigo? —Seguramente, los dos hombres peleaban, también. Todas las parejas se peleaban.

—Le consigo rosas, —respondió ChangMin.

— ¿Rosas? —Repitió SiWon. De alguna manera, no podía imaginar a su amigo en una posición de Romeo ofreciendo a su compañero un ramo de rosas.

—Así es. —ChangMin asintió. — Se las come. Literalmente. — ¿Quién sabía que las rosas eran afrodisíacas para los corderos?

—Está bien, demasiada información — SiWon estaba empezando a dudar de que ChangMin pudiera ayudar después de todo. — Dudo mucho de que vaya a funcionar con HeeChul.

ChangMin parecía pensativo.

—Es una situación diferente. Necesitas cortejarlo, hacer que te acepte como tu compañero. ¿Cuáles son los hábitos de apareamiento de un cisne?

SiWon estaba en blanco sobre eso. No tenía ni idea. No sabía mucho de su compañero en primer lugar. Los informes policiales no habían proporcionado ninguna información sobre el verdadero HeeChul, el que estaba detrás de la máscara, y HeeChul no parecía comunicativo con la información.
—Oh, Dios mío, no lo sé. ¿Qué voy a hacer?

—Cálmate. Respira. MinHo es el mejor amigo de HeeChul. Está obligado a saber algo que te ayude.

—Pero ¿crees que nos lo va a contar? —preguntó SiWon.

—No sé si es un secreto, y no le preguntaría sobre eso —respondió ChangMin. — Pero no creo que vaya a ser necesario. Vamos. Volvamos a casa. Va a estar bien. Ya lo verás.

Cambiaron de nuevo en su forma de lobo y se dirigieron hacia la casa. La noche había caído ya en el momento en que llegaron a ella. HeeChul estaba esperando en la terraza, solo, sumido en sus pensamientos.

—MinHo está metiendo a los niños en la cama, —dijo mientras los veía. — Ve adentro, ChangMin. Probablemente te está esperando.

ChangMin caminó al interior de la casa, pero SiWon se quedó atrás. Saltó a la terraza y se dirigió a su compañero. Puso su cabeza en el regazo de HeeChul y miró el precioso perfil de HeeChul, tratando sin palabras de transmitir su pesar.

—No me mires con esos ojos. —HeeChul frunció el ceño hacia él. —No puedo estar enojado contigo cuando me miras de esa manera.

¿Y porque es eso algo malo? SiWon quería preguntar, pero desde que se había quedado en esa forma, no lo hizo. En su lugar, se aprovechó del hecho de que HeeChul no se apartó. Se subió encima de HeeChul, lamiendo su cara con entusiasmo. HeeChul trató de empujarlo, pero el esfuerzo fue poco entusiasta en el mejor de los casos. Por último, HeeChul recostó su espalda en la terraza, con SiWon junto a él. La noche había caído, y los grillos habían comenzado su dulce concierto. Más allá de la terraza y los árboles, SiWon podía ver las estrellas destellar, como diciendo hola.

— ¿Qué quieres de mí? —dijo HeeChul suavemente. — En serio, SiWon, te dije que no hay necesidad de disculparse o cortejarme o lo que sea que crees que estás haciendo. Fue sólo sexo sin compromiso, y nada más.

Era la primera vez que HeeChul le había llamado por su nombre. SiWon encontró que le gustaba la forma en que sonaba en los labios de su pareja. Sin embargo, no hizo mucho aprecio o acuerdo con las palabras de HeeChul. En forma de lobo, no podía hacer mucho con ellas, sin embargo, así que cambió de nuevo a su forma humana.

—HeeChul, bebé, eso no es cierto. Sé que la jodí. Vamos a empezar de nuevo. Por favor.

HeeChul suspiró, pero parecía más cerca de ceder.

—Supongo que pudo ser que te juzgara con demasiada dureza. Bien. No hay ninguna razón por la que no podamos ser amigos.

“Amigos” no era exactamente lo que SiWon tenía en mente, pero era un paso en la dirección correcta.

—Siento que sin querer te insultara. No debería haber espiado o dicho eso. Sólo se me escapan cosas estúpidas cuando estoy nervioso.

HeeChul se rió con auto-desaprobación.

—No importa. Sé que tengo una voz horrible. Quiero decir, todos los profesores de canto en Los Ángeles no se cansan de decirlo.

— ¿Quieres aprender a cantar? —preguntó SiWon. Esa era una pequeña pieza de información en la que podía trabajar.

— ¿Tienes que sonar tan sorprendido? —HeeChul disparó de nuevo, y ahora sonaba irritado de nuevo. — Sé que soy un cisne, y los cisnes carecen de oído musical, pero nada es imposible si sólo lo intentas.

SiWon no dejó que la bravata de su compañero lo influyera. Podía ver el miedo y el dolor ocultarse detrás de todo.

—Estoy de acuerdo, —respondió. — Y estoy gratamente sorprendido. Me gusta la música, también. De hecho, cuando yo era más joven, solía cantar.

HeeChul le dirigió una mirada incrédula.

—No puedes estar hablando en serio. ¿Un lobo que sabe cantar?

—No parezcas tan sorprendido. —Esta vez, SiWon se permitió reír. —Los lobos tienen realmente buenas voces cantando. Eso sí, no soy un Andrea Bocelli, pero era agradable simplemente disfrutar de la música, ¿sabes? A veces, me gustaría salir de la tierra de la manada, agarrar mi guitarra, y solo soltarme. Era lo más parecido a la caza que he experimentado en forma humana.

Le pareció tan extraño que la confesión saliera de él. Sólo ChangMin sabía de su afición anterior, y lo mucho que había significado para él. De alguna manera, con HeeChul, hablar de eso vino de forma natural. HeeChul lo miró, sus ojos escudriñando a SiWon en la oscuridad, como si tratara de ver en su alma.

—Pero si te gustaba la música, ¿por qué dejar de cantar?

SiWon se encogió de hombros.

—La vida. A cierta edad, ya no tenía tiempo para estar libre de preocupaciones. Tenía que cazar, proteger a la manada, ir a explorar para mi Alfa. Las cosas dejaron de ser fáciles. Pero todavía canto de vez en cuando, a mi manera. —Todos los lobos lo hacían, si sabían o no. HeeChul sonrió.

—Me alegro. Un don como ese no debe ser nunca abandonado.

Se hizo el silencio de nuevo, y SiWon luchó por resultar con algo para mantener la camaradería, para evitar que su compañero se fuera. ¿Qué había dicho ChangMin? Encontrar lo que le gustaba. Bueno, lo sabía ahora, pero ¿cómo iba a usarlo? Una idea finalmente se le ocurrió, y antes de que pudiera cambiar de opinión, le espetó.

—Podría enseñarte, si quieres.

Por un momento, pensó que la había jodido aún más, pero entonces, HeeChul habló.

— ¿Harías eso?

SiWon asintió.

—Eso sí, nunca he probado antes, pero si estás dispuesto, podríamos hacer el intento.

El rostro de HeeChul se iluminó con una sonrisa que podría haber enviado toda la noche lejos.

—Me gustaría eso.

Escondido en las sombras, un hombre observaba a los dos cambia-formas juntos. Se había ocupado de encontrar un buen escondite, donde no pudiera ser detectado, pero no podía exactamente irrumpir y separarlos. Mordiéndose las uñas, consideró sus opciones. Al final, cuando analizó a los dos hombres una vez más, decidió que no podía durar de todos modos.

Un lobo y un cisne no iban bien juntos. Finalmente, se irían por lados separados, y entonces él estaría dispuesto a hacer su movimiento.



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